jueves, 22 de noviembre de 2018

No nos gusta, pero ya lo dijimos

 

Greenpeace.

 Las imágenes de este fin de semana en las que veíamos al mar arrancando balcones en un hotel de Canarias han sorprendido a más de una persona, por la violencia de las olas y la facilidad con que arrasaban las instalaciones del edificio. Sin embargo, pese a lo impactante, no se puede decir que sea una gran sorpresa. Y nos da rabia decirlo, porque son muchos años y esfuerzo trabajando para concienciar y no tener que llegar a estos extremos, pero ya lo avisamos hace muchos años.


Durante los años de la fiesta del ladrillo y del hormigón, en el cénit de la burbuja inmobiliaria, Greenpeace denunciaba que los ayuntamientos proyectaban hasta tres millones de nuevas viviendas y 200.000 plazas hoteleras. En zonas donde no se podía construir por ley. Después llegó la reforma de la Ley de Costas de Arias Cañete, en 2013, que daba por buenas muchas de las barbaridades que se habían permitido en el litoral, como esta imagen que publicamos en 2009:

De entre todos los descalificativos que recuerdo en esos años, que partían desde alcaldes y arquitectos municipales hasta promotores hoteleros, el que siempre se repite es el frecuente “los ecologistas nos quieren llevar a las cavernas, no quieren el progreso de nuestro país”.
Pues bien, la protección ambiental no es un capricho de unas pocas personas. Proteger los bienes naturales públicos no es solo una garantía ambiental sino que es vital también para proteger a las personas.
Y más en un país que ya sufre los impactos del cambio climático y que va a ser uno de los más afectados en Europa. La ciencia es clara, la subida del nivel del mar conjugada con eventos climáticos extremos son una amenaza para la seguridad de las personas.
El mar es indomable, incontrolable. No así las leyes o las políticas energéticas. Necesitamos progresar, legislar para adaptarnos a los peores horizontes del cambio climático. Es urgente una Ley de Costas que entienda que el mar se puede llevar muchas viviendas y negocios por delante. Y es urgente actuar para reducir las emisiones causantes del cambio climático y evitar que vaya a peor: por eso hay que acelerar la transición a un modelo energético 100% renovable.
Desde aquí mucha fuerza a los vecinos de Tacoronte. Aprendamos de los errores. Aprovechemos las oportunidades, como la próxima Ley de Cambio Climático o la próxima Cumbre del Clima de Polonia, para hacer lo correcto. Seguiremos trabajando, tratando de convencer a empresas y políticos. Ayúdanos a seguir insistiendo hasta que nos escuchen, hasta que se pongan manos a la obra. Aún estamos a tiempo.
Contamos contigo. Pilar Marcos
Responsable del Área de Biodiversidad

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