martes, 2 de octubre de 2018

El periódico de mi vida

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Marisol Ayala.
Los que hemos pasado tres décadas viviendo día a día el frenesí de la mejor redacción que ha habido en Canarias llevamos unas semanas con la memoria activada en un tobogán de emociones. LA PROVINCIA, el periódico de mi vida, cumple su 40 aniversario en Prensa Ibérica y lo ha celebrado exhibiendo en la calle 17 primeras páginas que son historia de nuestra tierra.

 Páginas que el frenesí de la profesión han ido borrando de la memoria pero que al recordarlas recuperas momentos vividos, momentos compartidos. Varias generaciones de periodistas, gracias a LA PROVINCIA / DLP vivieron en sus páginas contando el diario acontecer de nuestras islas, de nuestros lectores. Algunas primeras páginas las tengo grabadas a fuego. Cuánto trabajo, cuántos matices hay en cada una de ellas. Una página no la hace una persona sola; la noticia adquiere categoría de primera página porque así lo decide el director, luego texto y foto se adaptan a la creatividad del diseño y finalmente se busca un titular que atrape al lector. Estos días paseando por ellas veo algunas que me han trasladado a la mesa del mejor redactor jefe que he tenido, Paco Cansino. Un apasionado del periodismo que nos enseñó la importancia de un titular directo y una buena entradilla para enganchar al lector. Veo algunas en las que tuve algo que ver, por ejemplo, la entrega de Ángel Cabrera Batista, el Rubio, el juicio y su sepulcral silencio. O la muerte del magnate de la prensa Maxwell en aguas canarias. La prensa inglesa ofreció cantidades mareantes por una foto del suceso. No se vendió. Éramos ilusionados periodistas a quienes LA PROVINCIA nos regaló ejercer periodismo del bueno. Cada uno tiene en su memoria una noticia, la página que trabajó en silencio, a veces con el miedo de ser desmentido al día siguiente. Ya puestos diré que tuve cerca a la mejor cómplice, la mejor periodista, Ángeles Arencibia, que hacía fácil lo difícil. Uno de los momentos complicados fue aquella ingesta de Alprazolan de la modelo británica Naomi Campbell en el hotel Santa Catalina. Rafa Avero la cazó en el hospital del Pino, donde ingresó. La página dio le vuelta al mundo. Sus abogados nos amenazaron con la ruina. Tantos recuerdos y tanto agradecimiento que uno de mis hijos, Miki, se quedó en esa casa cuando yo me fui. Lo dejé en las mejores manos.
fuente:  https://www.laprovincia.es/opinion/2018/09/30/periodico-vida/1102379.html

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