María Sánchez
La imagen que ofrece el parque de doña Rafaela Manrique
de Lara no puede ser más bochornosa, degradante, sucia, mal oliente y todos
aquellos descalificativos que usted quiera usar.
A él no pueden ir los niños a jugar, ya que corren
el peligro de salir con una infección por la cantidad de excrementos de palomas
y tórtolas que han hecho del recinto, su lugar de residencia.
No es mi intención culpar a los animales de que el
parque se encuentre en tan lamentable estado. Ellos no son culpables tampoco de
que la escalera esté, ya no solo sucia, sino también más de un escalón
estropeado. Tampoco las culpo de que los árboles estén llenos de pulgón y nadie
les dé un tratamiento.
Ellas no tienen la culpa de que esos árboles pierdan
las hojas que caen al suelo y nadie las barra, tampoco de que los parterres no
tengan las flores que una vez tuvieron, sobre todo donde está la estatua de
doña Rafaela.
No puedo culparlas de que dicho parterre hace muchos
años que no se pinta, de que no se rieguen las pocas flores que aún quedan.
Este parque se ha convertido en el lugar de reunión
de drogadictos y alcohólicos quienes toman los asientos por camas dejándolos con
sus peculiares perfumes.
Ignoro si el edil a quien corresponde parques y
jardines tiene idea de donde se encuentra. Le daré una pista, está justo frente
a la casa de la juventud por si le sirve de referencia.
Creo que también se puede hacer algo con las palomas
y tórtolas. ¿Qué les parece si les ponen pienso con anticonceptivo? Son muchas
las provincias donde se está haciendo incluida Las Palmas capital.
Aquí les adjunto unas fotos y juzguen ustedes mismos .
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