lunes, 5 de febrero de 2018

Aumenta la “popularidad” del velo integral entre las mujeres de Melilla

Aumenta la “popularidad” del velo integral entre las mujeres de Melilla
 
 Fernando Lamas Moreno

El velo, uno de los tópicos identificativos más cotidianos del Islam, es también uno de los principales focos de polémica y controversia. El Corán hace referencia al mantenimiento de un comportamiento “modesto” en público por parte de los creyentes, 
si bien cada comunidad ha desarrollado, en función de sus usos y costumbres culturales y de su interpretación del Islam, diferentes tipos de prendas, algunas más restrictivas que otras. El velo integral, que es cada vez más visible en nuestra ciudad, es una prenda ajena a la cultura de la región (al contrario que el Hiyab), directamente importada de la Península Arábiga y que brota de una interpretación extremadamente rigurosa -fundamentalista- del Islam, motivos por los que provoca inquietud y rechazo.
El velo es uno de los tópicos identificativos más conocidos y cotidianos del Islam y, al mismo tiempo, es uno de los principales temas de discusión y controversia en torno a la práctica religiosa de los musulmanes.
Si bien en el Corán se aconseja a las esposas del profeta salir veladas (38:59) y se prescribe que las mujeres han de ser “castas” y no mostrar “más adorno que los que están a la vista” (24:31), la norma es algo difusa y, aunque por lo general se suelen cubrir el cabello y el escote, siempre ha habido controversia en torno al código de vestimenta, que finalmente ha acabado determinándose por los usos y costumbres de cada comunidad. De este modo, mientras que en Arabia Saudí la vestimenta normal es el velo integral (niqab y abaya), en Asia central predominan el Burka y el Chador, y en Marruecos o Turquía, la vestimenta más común es el Hiyab.
En teoría, la finalidad del código de vestimenta musulmán es la instauración de una nueva actitud de “decencia” en público. El Islam no obliga a llevar el velo, sino que se limita a prescribir un comportamiento público modesto, por lo que la imposición del velo integral es un tema exclusivamente cultural, que se está expandiendo a regiones en las que no es natural debido a la propagación del fundamentalismo religioso moderno, que no es necesariamente violento, pero sí muy estricto en la interpretación y en la observancia de los mandatos religiosos.

Costumbre importada
El velo integral, compuesto por la abaya (túnica larga) y el niqab (prenda de cabeza), no es una vestimenta que tenga recorrido histórico en la región del Rif, sino que se trata de una costumbre importada directamente de la Península Arábiga, cuna del Islam y actual foco de fundamentalismo religioso, toda vez que desde países como Qatar o Arabia Saudí se “exportan” a todo el mundo interpretaciones rígidas del Islam que casan poco o nada con las costumbre locales. A pesar de ello, cada año vemos cómo en Melilla el velo integral gana “adeptas”, situación que genera cierto rechazo en la población y que resulta inquietante, toda vez que, al contrario que el Hiyab (que es parte de la cultura melillense), el Niqab es un símbolo de fundamentalismo.
El velo integral, ¿Radicalismo o reivindicación?
Las prendas más restrictivas, especialmente las que cubren el rostro, como el Burka o el Niqab, generan un mayor “choque cultural” en Occidente y están “en el punto de mira” de países (como Marruecos o Francia) que tratan de controlar con mucho celo la propagación de ideas religiosas de corte radical.
A raíz de este choque cultural, que genera rechazo social y división, y del control al que se somete la práctica en algunos países, uno de los principales temas de debate con respecto a la vestimenta femenina islámica radica en si ésta es voluntaria o impuesta. Mientras que en Occidente tendemos a considerar las restricciones religiosas a la vestimenta directamente como una imposición a la mujer, que “coartan” su libertad y la someten a los designios masculinos, para muchas mujeres dicha vestimenta es precisamente una herramienta reivindicativa de su identidad como musulmanas frente a la cultura occidental, la cual, desde una perspectiva fundamentalista, se considera degenerada y decadente. A pesar del evidente valor identitario de la vestimenta, en esta región no tiene sentido el Niqab por su condición “contracultural”, motivo por el que su utilización responde más al radicalismo que a la reivindicación cultural/religiosa, que es igual de posible mediante la utilización del Hiyab, que sí tiene respaldo cultural.

fuente:   http://www.melillahoy.es/noticia/100054/seguridad/aumenta-la-popularidad-del-velo-integral-entre-las-mujeres-de-melilla.html

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