Autora María Sánchez
Los maestros canteros han sido y son actualmente
auténticos artistas de la piedra habiendo sido siempre un oficio de gran
prestigio, pero no siempre bien remunerado.
La cantería más famosa ha sido desde tiempos remotos
la que se encuentra en Arucas donde su mejor representación está en su iglesia.
De sus canteras salían para todas las islas, incluso para el exterior, donde
las manos expertas y rudas de los hombres daban forma de filigranas y flores
solo con la ayuda de un cincel, escoplo y martillo a unos bloques tan fuertes y
duros como las manos que los esculpían.
Pasado el tiempo no solo adornaban las casas de Las
Palmas y sus pueblos o ciudades. En el siglo XIX se exportaban los bloques en
barco a nuestras islas hermanas para luego ser trasladados, en animales de
carga, al interior sobre todo a La Laguna donde se empleaban en edificios
religiosos, tal y como vemos en el templo de Nuestra Señora de los Remedios.
Era tan importante la cantería azul de Arucas que
fue llevada hasta la Habana donde se la uso como pavimento en viviendas
particulares de los isleños, pedestales y bases de diversos monumentos.
Con estos cantos se trabajaban las pilas de estilar,
tan usadas en nuestras islas, los, molinos de mano o bebederos para los
animales amén de pedestales para las tallas religiosas.
Aunque la cantería más conocida es la de Arucas,
existen otras en toda la isla de Gran Canaria tales como las de; Tamadaba,
Ayagaures, Teror, Galdar con la particularidad de que en cada una varia su
color.
Desgraciadamente este oficio ha ido perdiéndose con
el paso de los años y ya son pocos los canteros que tenemos en las islas
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