Con
la llegada de la navidad, las mujeres de la casa comenzaban a preparar
los ricos y tradicionales dulces propios de la fiestas con las recetas
del buen hacer de nuestras abuelas
Las casas
se llenaban con el olor, no muy agradable por cierto, de la manteca
derretida para elaborar los mantecados: de igual modo se iban pelando
las almendras para el mazapán, se hacían las truchas de cabello y
batata, bollos de almendra y todos los dulces que las manos artesanas de
una mujer preparaban con primor para agasajar a la familia.
Se hacía
el mazapán moliendo la almendra con el azúcar, a la que se le mezclaba
yemas de huevos ralladura de limón y un poco de canela en polvo. A esta
masa se le daba forma de queso luego se colocaba en un aro o, en su
defecto, una faja de tela.
Los más
famosos quesos de mazapán se trabajaban en Tejeda y esa tradición aún se
conserva. Hoy se pueden encontrar con mejor o peor calidad en cualquier
supermercado.
Preparar
las truchas era un trabajo de enanos cuando, años atrás aún no se
vendían las obleas formadas, ya que éstas eran preparadas a mano
amasando la harina con manteca de cochino. Esta masa había que
trabajarla con mucho esmero y dedicación hasta conseguir la textura del
hojaldre.
Con un vaso o escudilla se recortaba para ser rellenada con cabello o batata, otra variedad muy apreciada.
En cada
una de nuestras islas gozan de sus respectivos dulces tradicionales. El
Hierro de sus quesadillas, La Palma su ñame sancochado y comido con miel
de abeja y las ricas rapaduras o los huevos mole, Tenerife sus pasteles
laguneros; pasteles de carne, leche crema y conserva de guayaba.
Hoy estas
labores han pasado a un segundo plano después de comercializarse todo,
si bien, es verdad que no tienen el mismo sabor ni el cariño que
nuestras madres ponían al hacerlo.
http://www.canariasopina.com.es/articulo/22581
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