martes, 29 de agosto de 2017

Pegar la hebra

Resultado de imagen de grupo de señoras reunidas en un barrio
imagen de web
Miren cómo es la vida. Subo a una guagua, me equivoco de línea y voy a parar a la barriada de Zárate. Desde la ventana veo el castillo de San Cristóbal, el mar, sus bañistas, en fin, lo propio. Hacía mucho tiempo que no iba por allí. 
Me llamó la atención el barrio y sus gentes y bajé a dar una vuelta. Zárate me parece uno de los barrios más precarios de la ciudad. Reparo en un grupo de mujeres sentadas en la acera y voy arrimándome hasta buscar la exclusa para pegar la hebra. Hay una pregunta que nunca falla: “¡Que bonitas vistas tienen ustedes, un lujo, eh!”, respuesta inmediata: “Pero podía estar mejor, no nos hacen caso” (no dicen quienes pero damos por hecho que habla del Ayuntamiento de la ciudad) “Ah, yo tengo una amiga periodista. Si quieren se lo cuento y lo saca en el periódico”, les comento pero  ellas no estaban por la labor. “Yo también tengo una que sale en la radio y todo, se llama Marisol. Ella viene mucho por aquí”, dice otra. Bizca.  Era una confusión y lo dejé pasar. Me hizo gracias.
Como hacía calor compraron refrescos y seguimos la cháchara. De fútbol, de tv, de Sara, de los ancianos de Guanarteme, de Yeremy. De pronto apareció una furgona a toda leche y frenó como los caballos, relinchando. Desde que vi al temerario conductor le reconocí pero me hice la loca. “Buenas…”, dijo. Puede tener unos 50 y pocos años, fuerte, tatuajes hasta en el techo de la boca y cariñoso con la vecindad.
“¿Usted vive por aquí?”, preguntó. “No, contesté.  “Pues su cara me suena”. Y tanto. Resulta que a ese hombre hace unos 15 años la lotería tocó en su puerta y le dejó ochenta millones que no es poca cosa. Estuve en su casa en Bañadero. Lo siguiente era saber cómo cambió su vida. Y lo contó. Hizo realidad su sueño, conoció Cuba y allí a una joven a la que colmó de lujos. El dinero fue mermando y de paso el amor. Tanto viaje tiene lo que tiene, es decir, dos hijos mucho gasto y menos dinero. Así y todo se trajo a su familia a Las Palmas; compró una casa, casa apenas disfrutó. Separación anunciada y una decisión judicial que ordenó que la vivienda fuera para ella y los niños.
Y colorín colorado. “De aquel premio me tocó lo mejor, mis hijos”. Y tan contento.
Curioso paseo por Zárate.

fuente:  https://marisolayalablog.wordpress.com/

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