Suave fueron el jueves en el programa de RTVC El Foco2 cuando decidieron sondear cómo está la sanidad canaria, que percibe el administrado de la sanidad nada in Canarias, es decir, si es buena, mala o regular.
“Los datos a 31 de marzo 2016 revelan que, en el Archipiélago, los pacientes de la sanidad pública esperan un promedio de 179 días (unos seis meses) para ser operados. Poco debate resiste ese titular, como tampoco la siguiente argumentación: Y a estos problemas hay que sumar las elevadas tasas de Lista de Espera que hay en las Islas, hasta el punto de convertirse en auténticas Listas de Desesperación para los canarios y que Nueva Canarias (NC), cifra en 88.000 las personas en listas quirúrgicas, consultas externas y pruebas diagnósticas complementarias. Como demostración de esta situación “escandalosa” se puede analizar el informe del Defensor del Pueblo referido al año 2015, en el que aparece el caso de una paciente que acreditó que llevaba casi dos años (22 meses) esperando a ser operada en el servicio de Traumatología y Ortopedia del Hospital Universitario de Canarias (HUC). La Consejería de Sanidad no solo confirmó la veracidad de ese retraso, sino que además precisó que la paciente tendría que esperar aún más, porque había antes “otros pacientes con mayor antigüedad e igual prioridad en la lista de espera”.
Otra de las demoras sanitarias en Canarias son los tres años y medio que se tienen que esperar en el Hospital Doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria para una cirugía de reducción de estómago.
EL ORIGEN DE LA ATENCIÓN PRIMARIA.
Los profesionales de la sanidad consideran que de forma prioritaria “se debe potenciar la Atención Primaria y también la Especializada” en los Centros de Salud, “dotándolos de los correspondientes recursos materiales y humanos de los que actualmente carecen”. Esa fue la filosofía de los Centros de Salud cuándo se abrieron; el asunto era tratar de descongestionar los servicios de urgencia, pero tampoco ahí no hubo buena gestión así que al no dotarlos todo quedó en nada. Por eso para los profesionales es “fundamental” que los centros, servicios y establecimientos de entidades privadas “dejen de ser objeto de conciertos o convenios singulares, dedicándose los fondos públicos a los centros del sector público para reducir las listas de espera y consiguientemente el tiempo de la misma”.
La realidad es la que es: Largas listas de esperas, mala gestión, soberbia, pleitismo, fuga de médicos hartos de operar a enfermos con material de segunda. Consejeros como Brígida Mendoza, que pasará a la historia por su nefasta gestión y Morera que no está dotado ni para la negociación, ni mucho menos para hacer distingo entre médicos de primera división y médicos de quinta. De hecho a unos cuantos los aburrió hasta que se fueron, después lo echaron a él. Ellos saben que llegan a los cargos con las manos atadas y que en ningún caso pueden hacerle frente a sus proyectos. Cumplen órdenes, unos de un partido, otros de otro. En el caso de Morera la frase del Presidente Clavijo “al trabajo se viene llorado”, es decir, no me vuelvas loco y cumple ordenes que soy el dueño del balón y si esas orden implica recortar planes, procesos médicos, que no te tiemble el pulso. La gestión de la sanidad en Canaria no ha sido buena pero todos, o muchos, callan, porque saben bien que si habla le mueven la silla.
Hace años las clamorosas carencias de la sanidad canaria ocupaban espacios en los telediarios. Eran fechas en las que Diego Falcón, por entonces director del Hospital del viejo Pino se quejaba para España entera de que en su hospital había 400 enfermos con cáncer en lista de espera; problemas con el acelerador lineal, la bomba de cobalto, etc., lo que imposibilitaban su tratamiento.
¿Solución?, dijo Madrid -las transferencias sanitarias estaban al llegar- viajes a la capital en calidad de enfermos pobres. Eran tiempos de una sanidad caduca y mísera hasta que llegaron las transferencias se creó el Servicio Canario de la Salud y jóvenes médicos metidos a políticos, liderados por Román Rodríguez, pusieron cierto orden en el caos blanco. Es verdad que, por simplificar, de sus manos, de las de Román y aquellos médicos revoltosos se elevó el Doctor Negrín, se dignificó el Insular y le dieron dos manos de pintura al Materno. Pero las prisas son malas consejeras y cuando los políticos utilizan las grandes obras para obtener votos pasa lo que pasa y es que algo queda cojo y sin muletas. No conozco a ningún político que califique de rentables obras que no puedan vender a su electorado de ahora para después. Y seguramente fue por ese corre, corre por lo que en los noventa no se amplió la infraestructura del área sur con visión de futuro. ¿Se ha preguntado alguien por qué el Hospital Insular no hay aparcamiento subterráneo? Las prisas. Los políticos de la época hablaron de su imposibilidad por la cercanía del mar. No es verdad. Mienten. Llegaban las elecciones y había que terminar la obra para venderla como un gran logro.
Muchos son los que han tenido un papel fundamental en esta pesadilla.
marisol_Ayala@
http://www.laprovincia.es/blogs/blog-de-marisol-ayala/la-sanidad-made-in-canaria-no-contenta-a-nadie.html
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