La caída de la moneda británica –la libra esterlina–, las bolsas y el precio del petróleo fueron las primeras reacciones al brexit, pero no serán las únicas. La salida del Reino Unido de la Unión Europea restringirá las relaciones comerciales y financieras a ambos lados del canal de la Mancha en un proceso que se prevé dure de dos a siete años.
Hoy, el 44 % de las exportaciones británicas van a la UE, que le suministra el 53 % de sus importaciones. ¿Qué pasará? El Reino Unido podría negociar con la Unión Europea un acuerdo similar al que tiene Suiza, “que mantendría muchos beneficios de la relación actual y permitiría a los británicos aumentar el control sobre la inmigración”, dicen en la aseguradora Crédito y Caución; o al de Noruega, que contribuye al presupuesto comunitario y tiene acuerdos en sectores como la pesca, pero no vota ni participa en la toma de decisiones. En este caso, Londres deberíarespetar la libre circulación de trabajadores europeos en su territorio, a lo que se oponen los partidarios del brexit.
Otra opción sería la salida inglesa de las instituciones europeas pero permaneciendo de manera efectiva en el mercado único. Dependería de acuerdos bilaterales con países emergentes, en lo que la UE tendría prioridad sobre el Reino Unido y este será menos competitivo. La City podría perder 100.000 empleos, ya que muchas empresas se mudarán a otras ciudades de la eurozona. El PIB británico bajará entre un 1,5 % y un 9,5 %. Al ser el segundo contribuyente a la UE, su aportación anual a Bruselas recaerá sobre otros países: Alemania deberá poner 2.503 millones de euros, Francia 1.871, Italia 1.384 y España 906 millones.
España será la octava economía más afectada, pues nuestras relaciones comerciales con el país isleño están valoradas en 55.000 millones de euros. Allí hay implantadas más de trescientas empresas de capital español, que tendrían que afrontar más costes regulatorios. España exporta 18.231 millones de euros al año al Reino Unido e importa 12.584 millones. Sin un acuerdo favorable, el intercambio bajaría, lo que afectaría sobre todo a las industrias automovilística, aeronáutica, alimentaria y farmacéutica. Elturismo también se vería afectado. España recibió la visita de 1,5 millones de británicos en 2015, que gastaron 14.057 millones de euros; y 300.000 británicos tienen residencia fija en nuestro país.
Todos notarán la depreciación de la libra, por lo que gastarán menos o volverán a su país. Además, habría que revisar el acceso de los británicos a los servicios sociales, lo que reducirá su interés por España. También caerán los flujos de inversión directa desde el Reino Unido a España, lo que afectará a las ganancias de las empresas instaladas allí y a la repatriación de beneficios. Esto es un problema, ya que la inversión española en el Reino Unido asciende a 48.000 millones de euros y aquí hay casi 700 sociedades británicas. Además, recibe al 14% de los emigrantes españoles, que también se verán afectados por las nuevas condiciones de acceso al país y a los servicios sociales.
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