Al menos 78 activistas medioambientales han sido asesinados este año, según la ONG internacional Global Witness. La cifra, aunque escabrosa, representa una mejoría con respecto al año anterior, cuando asesinaron a 116 —cerca de dos cada semana—.
El 40% de las víctimas del año anterior eran indígenas. La mayoría pertenecían a comunidades que se oponían a grandes proyectos mineros, un patrón que parece repetirse en 2015. El indígena colombiano Fernando Salazar Calvo, presidente de una asociación de mineros artesanales en Caldas, fue asesinado el pasado abril tras recibir amenazas por negarse a dejar la explotación de oro en manos de ilegales. Estos grupos contaminan las fuentes de agua con el uso indiscriminado de cianuro y mercurio para la extracción del mineral. Las autoridades colombianas no consideraron necesario brindarle protección al líder indígena, pese a haber sido alertadas del riesgo que corría, denunciaron organizaciones políticas de izquierda. Al menos 90 activistas han sido asesinados en ese país desde 2009.
Honduras (ocho millones de habitantes) es el país más peligroso per cápita para los defensores del medioambiente. Entre 2010 y 2014 se han perpetrado 101 asesinatos. Juan Francisco Martínez, líder de una organización indígena que se ha opuesto a la construcción de represas hidroeléctricas en el centro de su país, fue encontrado muerto el pasado enero. En meses anteriores, Martínez había mantenido una disputa sobre la propiedad de los terrenos que ocupaba su pueblo con personas presuntamente vinculadas a la construcción de una represa en la zona.
Cerca de 640 activistas han sido asesinados en todo el mundo —principalmente en Latinoamérica y el Sudeste Asiático— desde la Cumbre del Clima de Copenhague en 2009. A lo largo de estos seis años la situación de los defensores del medioambiente no ha mejorado y continúan siendo víctimas de los verdugos del planeta.
Fuente: LatinCorrespondent – MintNews
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