La escultura de Neptuno que el artista teldense Luis Arencibia Betancort instalara allá por el año 2001 en la playa de Melenara se encuentra herida de gravedad. Sin su brazo derechoy su característico tridente desde que lo perdiera en 2010, su estabilidad se ve amenazada ante la falta de un tercer punto de apoyo. En los últimos días han aparecido, al menos, cinco grietas en su estructura que precisan de un arreglo urgente.
Su estructura, en bronce fundido y que años más
tarde tuviera que ser reforzada introduciendo resina en su interior, se
encuentra fatigada debido a la falta de un tercer punto de apoyo. El brazo y el
tridente que la furia de un temporalle arrebatara a finales
del año 2010, y que acabarían con estas pesadas piezas, de unos
60 kilos en su conjunto, en el fondo del mar.
Lo que entonces se pudo subsanar con una
reparación cuyo coste hubiera supuesto alrededor de unos 20.000 euros, se ha
agravado ahora por la desidia municipal.
El también escultor Máximo Riol Cimas, afincado
desde hace años en el municipio y que precisamente participó en los trabajos
que en su día se acometieron para robustecer esta pieza de arte, ha cifrado los
mismos en unos 60.000 euros.
Según explicaba el escultor a este periódico
digital, será necesario agrandar esas grietas en forma de v para poder soldar
perfectamente la pieza.
Unos trabajos complejos dado que se tendrían que
efectuar desde una embarcación que sea capaz de guarda la máxima estabilidad
posible y bajo estrictas medidas de seguridad.
Hay que recordar que hace tan solo unos días la
asamblea local de Izquierda Unida Canaria en Telde apremiaba al Gobierno
municipal a
reponer el brazo del Neptuno. También es destacable reseñar que el anterior
Ejecutivo local puntuó incluso entre las cláusulas del concurso de adjudicación
de los locales del paseo marítimo de Melenara unaaportación de 9.500
euros como mejora en una de las ofertas económicas, una cantidad que iría destinada
expresamente al arreglo del
Neptuno y que nunca se llegaría a efectuar.
Grietas en la estructura
En
opinión de Máximo Riol, no hay duda de las, al menos, cinco fisuras que han
aparecido en estos últimos días son estructurales y no superficiales. La
pátina que recubría la escultura y le daba protección frente a la corrosión
marina ha desaparecido dando lugar a un verde aguamarina de tonalidad más
clara, lo que indica claramente el proceso de oxidación del bronce.
Fuente
:
imágenes de TA
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