A menos que reaccionemos para defender el trabajo de investigación de los periodistas y, por extensión, el derecho de los ciudadanos a ser informados, en poco tiempo los periodistas y sus fuentes podrían ser demandados por las empresas si revelan lo que estas empresas quieren mantener en secreto.
Bajo el pretexto de la lucha contra el espionaje industrial, el Parlamento Europeo está preparando una nueva arma masiva contra el periodismo, los "secretos comerciales" (trade secrets en Inglés), cuya definición permite una censura sin precedentes en Europa.
Con la directiva que pronto será discutida en el Parlamento Europeo, cualquier empresa podrá decidir arbitrariamente sobre si información con valor económico debe publicarse.En otras palabras, con la directiva de "secretos comerciales", nunca habríamos oído hablar del escándalo financiero Luxleaks, de los pesticidas de Monsanto, del escándalo de Gardasil ...Ni de muchos otros casos.
Como nuestro trabajo es dar a conocer información de interés público, será imposible para que te informemos de áreas económicas, sociales y políticas de los países europeos. Y programas de televisión como "Investigation Cash" podrían desaparecer de las parrillas.
Con este proyecto de ley, un juez apoderado de una empresa se convertiría en el editor en jefe de nuestras naciones, decidiendo sobre qué vale la pena informar. Con el pretexto de la protección de los intereses económicos de las empresas, se organiza una verdadera legitimación de la opacidad.
Si una fuente o un periodista "viola" los "secretos comerciales", el titular de esos llamados secretos comerciales podría reclamar sumas colosales, de millones o incluso miles de millones de euros, una suma "proporcional al perjuicio sufrido". Incluso se podría enfrentar a prisión en algunos países.
¿Con esta amenaza financiera, quién se atreverá a arriesgarse tanto? ¿Qué empleado - como Anthoine Deltour, que reveló el escándalo Luxleaks- se atreverá denunciar una mala práctica de negocios? Las fuentes serán las primeras víctimas de un sistema como este, pues ni una palabra en el texto para garantizar su protección.
Los defensores de texto dicen que quieren defender los intereses económicos de las empresas europeas, en su mayoría PYMES. Sorprendentemente, entre los que han estado en contacto con la Comisión en relación a este proyecto, no hay muchas empresas de pequeño tamaño, más bien multinacionales: Air Liquide, Alstom, DuPont, General Electric, Intel, Michelin, Nestlé y Safran, entre otros.
Estas compañías utilizarán este nuevo medio ofrecido en bandeja para presionar e impedir que revelemos nuevos escándalos. Teniendo en cuenta el escándalo Luxleaks, no vamos a tolerar que nuestros funcionarios electos decidan sobre un texto tan importante relativo a la libertad de expresión sin que exista ninguna consulta con los representantes de la prensa, los whistleblowers y las ONG. Sólo se ha consultado a los representantes de los lobbies industriales.
Los periodistas nos negamos a quedar relegados a meros replicantes de comunicados de prensa para que los ciudadanos puedan mantenerse informados. En palabras de George Orwell: "El periodismo es publicar lo que otros no quieren ver publicado. Todo lo demás es de relaciones públicas".
Por todo ello, solicitamos la eliminación de esta directiva draconiana. El 16 de junio, una comisión de diputados al Parlamento Europeo, la Comisión JURI, se reunirá para validar o no el texto. Este es el momento de movilizarnos para decir no a la censura en Europa. Firma la petición.
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