lunes, 30 de marzo de 2015

LA GUARDIA CIVIL DEL MAR, A PATRULLAR CADA DÍA ESCOLTADA POR EL DELFÍN GASPAR


Arrían cabos y la embarcación del Servicio Provincial Marítimo de la Guardia Civil con base en Viveiro, 1.300 CV en sus dos motores, zarpa del puerto deportivo para realizar su patrulla. Lleva marcha reducida, tres nudos a la salida de puerto, como marca la normativa. A bordo, cinco tripulantes. El alférez y jefe del servicio Manuel Martínez Marcos (Bizcaia), el patrón y también maquinista Jesús Ruiz (Asturias); al mando del timón el otro patrón, José Ángel Lima (Pontevedra) y los mecánicos Javier Centeno (Asturias) y Miguel Lesende (Rianxo).
Al poco de adentrarse en la ría se les acerca Gaspar, el delfín que ha hecho de ese espacio su hogar. Va y viene a toda velocidad. Es un acompañante habitual, aunque confiesan que el cetáceo prefiere aproximarse a los pesqueros, quizás porque algún alimento le cae.
Siguen navegando hacia el exterior de la ría, Gaspar se queda en su territorio y la patrullera vira hacia la izquierda para ver si el velero que hay más adelante, en el que se encarama un hombre ya de edad tiene algún problema. Todo parece normal y salen hacia la bocana , acelerando la marcha, con intención de dirigirse a la costa de O Vicedo. Los planes cambian. Se topan antes de salir de la ría con una lancha de artes menores. Le piden la documentación, que el marinero deposita en el esquieiro que le acercan desde la patrullera. Ven que lleva centollo. Explica el tripulante que la víspera pasó en la lonja de Burela a 25 euros. «A xiba fallou», señala, antes de que se despidan.
Dentro de la patrullera hay ambiente de camaradería. Ya había comentado el alférez que el compartir tantas horas de trabajo juntos, también las dificultades, une y hace equipo, algo que corrobora el patrón asturiano. El piloto divisa a lo lejos una pequeña embarcación y más allá la silueta de un arrastrero. Aunque el viernes el mar estaba tranquilo, el bamboleo de la lancha arrecia. De su tipo quedan apenas tres más en el servicio y en Viveiro esperan darle el relevo en diciembre. Tiene 18 años, está bien cuidada y es ágil como un caballo, pero su estabilidad no es la más adecuada para navegar en las aguas del Cantábrico cuando hay olas. En enero vendrá otra del tipo Salvamar, operativa, baja, estable, marinera... Ya llegan a las inmediaciones del arrastrero. Es O Cantiño, que está recogiendo el aparejo. Mientras realiza la faena no le interrumpen «Siempre esperamos el momento idóneo» puntualizan. Cuando remata de meter la red, el jefe contacta por la emisora con el pesquero. Le informa que la patrullera de la Guardia Civil está a babor realizando un reportaje. Se saludan y siguen su camino.
Las nuevas tecnologías posibilitan saber por Internet, sin moverse de la patrullera, todos los datos de un barco. En una jornada de inspección, explica el alférez, contactan, suben o esperan en puerto, comprueban el rol, las capturas, si es una especie sujeta a cuota, si están dentro del cupo, si la pesca declarada en el diario electrónico se corresponde con la captura real... Y si observan alguna infracción denuncian y pasan ese boletín a la administración correspondiente (a Capitanía Marítima si es un asunto de tripulaciones, seguridad, titulaciones), a la Xunta o al delegado del gobierno si atañe a pesca.
http://www.aprogc.es/la_guardia_civil/detalle/la_guardia_civil_del_mar_a_patrullar_cada_d%C3%ADa_escoltada_por_el_delf%C3%ADn_gaspar

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