AUTORA: MARÍA SÁNCHEZ
Las islas canarias vivieron durante muchos años de la agricultura; tómate, plátano, pepino etc. Todos estos productos se exportaban a diferentes países, siendo Inglaterra el mayor receptor para ellos
En la isla de Gran Canaria proliferaban, sobre todo, las plantaciones de tómate siendo la franja del sur la preferida por los pequeños y grandes agricultores.
La gran mayoría de la población canaria se dedicó por muchos años a ser trashumante, bajaban desde la cumbre hasta la costa, para echar unas fanegadas de tomateros con las que sacar la familia adelante
Los terrenos que durante mucho tiempo se vieron dando el fruto del tomatero se quedaron solos, dejándose secar para terminar abandonados y yermos. En su lugar fueron “plantándose” de forma indiscriminada hoteles, restaurantes, apartamentos y, como no, los campos de golf.
Los hombres y mujeres que, durante muchos años permanecieron trabajando en la agricultura, cambiaron las ropas manchadas de la platanera y el olor del tomatero por el uniforme de camarero o limpiadora.
La gran mayoría trabajaba para extranjeros sin tener la menor idea de idiomas pero, en esos días de miel y gloria, valía todo o así se pensó en un primer momento.
Con el paso de los años se ha demostrado que esa no era la manera más acertada de tratar a unas personas que, no sólo venían a tomar el sol, sino que eran la mejor fuente de ingresos que nos quedaban a los canarios.
Hoy, a los turistas que nos visitan, se les clasifican como antaño se hacia con los tomates; P. M. MM ó G.
A los que entran en la vitola de la P o, lo que es lo mismo los pobres, se les meten en apartamentos u hoteles que, en la mayoría de los casos necesitan una gran reparación, ya que por ellos han pasado muchos años y lo más que han renovado ha sido la pintura de sus viejas paredes.
Continuando con éste símil y para no ser reiterativa llegaré a lo que designaban como G, era como se denominaba al tómate grande, hermoso, el mejor. En esta vitola “tomateril” es donde entra el turismo que, según los entendidos vienen cargados de dinero que, supuestamente, dejaran en nuestra isla.
Para ellos se edifican hoteles de lujo donde no faltan; el jacuzzi en la habitación, el área de masaje y relajación acompañado de todo tipo de comodidades y exquisiteces.
Se construyen más y más campos de golf, sin tener en cuenta los que ya poseemos en la isla. Tampoco importa que cada campo de golf sea un terreno que se roba a la agricultura o a viviendas para familias necesitadas, sin contar la cantidad de agua necesaria para regar el césped.
Nos dicen que para éste menester aprovechan el agua depurada de los mismos hoteles. Perdonen mi ignorancia he incredulidad pero me cuesta aceptarlo, de igual modo no creo todo el argumento que esgrimen los políticos y tour - operadores cuando, queriendo recuperar la gallina de los huevos de oro, argumentan que el turismo idóneo para canarias es el que viene en busca de los mejores campos de golf.
A esa gallina la mataron porque sólo se le dio a comer sol y playa. No supieron alimentarla con la cultura canaria; cuevas pintadas de Galdar, Senovio de Valerón etc. sin dejar de lado nuestros campos y barrancos, nuestras costumbres gastronómicas. Mostrarles que no comemos solamente papas arrugadas y mojo. Gran canaria tiene mucho para enseñar pero no se han preocupado de conservarlas para luego poder venderlas.
¿Es esto lo que pretenden vender a los turistas? Señores políticos si de verdad les preocupa el futuro de Gran Canaria y, el de los canarios en general, dejen de pasarse la pelota unos a otros y cuiden lo que tenemos. No sólo se puede ofrecer campos de golf hay otras alternativas.
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