lunes, 9 de marzo de 2015

Cardona: "Hemos puesto rumbo al despegue económico"


F. S. A. / G. H. M. / Las Palmas de Gran Canaria
Está convencido de que el próximo mandato permitirá el despegue económico. Después de cuatro años «afinando» los instrumentos y «sentando bases sólidas» para la recuperación, el actual alcalde de Las Palmas de Gran Canaria confía en que las urnas le reconozcan el esfuerzo.
— Es la única candidatura de su partido que repite aspirante en los grandes escenarios de la isla. ¿Qué le falta por hacer a Cardona en Las Palmas de Gran Canaria?
Hemos sembrado proyectos muy sólidos, y me gustaría recoger los frutos de esa siembra en los próximos años. Los resultados de muchas decisiones que hemos adoptado en este mandato, especialmente las vinculadas al desarrollo económico de la ciudad,  que va a dar un respingo en el futuro. Me gustaría consolidar ese rumbo, tengo la ilusión de desarrollar los pilares que hemos levantado. 

— ¿Va a necesitar mucha mano de obra nueva? ¿La lista que le acompañe cambiará mucho?
— Hemos contado con un grupo de trabajo homogéneo, con ausencia total de incidentes internos. Si de mi dependiera, el grueso del equipo continuaría.
— Su mayor promesa hace cuatro años fue que bajaría los impuestos, y ahí no ha cumplido.
— No hemos podido aplicar la rebaja del Impuesto de Bienes Inmuebles por imperativo legal. Hemos intentado compensar esa medida con la reducción de otros impuestos y tasas, pero que nadie tenga dudas. Desde que desaparezca la prohibición legal de reducir el IBI, si soy alcalde lo reduciré.
— Dicen en la oposición que su estrategia fiscal ha sido la de favorecer a las grandes empresas, y  tratar sin contemplaciones a los más débiles.
— La única bonificación que hemos aplicado a un proyecto empresarial ha sido la del acuario. Porque es un proyecto estratégico para consolidar la ciudad como destino turístico, que va a generar miles de empleos indirectos. Grandes multinacionales se han instalado en la ciudad y no han tenido ese trato, pero el acuario va a dar un impulso extraordinario a la economía de la ciudad. Y respecto a los ciudadanos, si exceptuamos el IBI, hemos reducido otros impuestos y tasas, y hemos dado muchas facilidades de pago. Lo que ha habido es, como consecuencia de una mejor gestión, que han aflorado más ingresos, porque había un censo oculto que nunca antes había tributado. Los que antes no pagaban, ahora están pagando. Eso a nadie le puede parecer mal. Por eso hemos contado con más ingresos para financiar los gastos sociales de la ciudad. 
— En varias etapas de su mandato se le ha criticado la escasa sensibilidad social ante el drama de la crisis económica. ¿No ha faltado aquí la misma celeridad aplicada al acuario, y algo de autocrítica?
— La autocrítica hay que ejercerla siempre. Hemos revisado siempre nuestro sistema de atención al ciudadano, sobre todo en algo tan delicado como las ayudas sociales. Frente a las críticas interesadas y partidistas, están los datos. En servicios sociales pasamos de destinar 1,9 millones de euros en 2011, a 4,8 millones en 2014. Y siempre hemos dejado claro que no ponemos limitación presupuestaria a los casos de necesidad. Eso podrá gustar o no, pero ahora la aportación social es mayor y más rápida.  Deberían preguntar a las organizaciones no gubernamentales (ong)  cómo eran antes las relaciones con el ayuntamiento y cómo son ahora. Tienen ahora una seguridad jurídica que antes no tenían.
— Pero las colas para recoger bolsas de comida se forman en las puertas de las iglesias, no en las oficinas municipales. Ha desplazado la carga social de lo público a instituciones privadas.
— Debemos hacer un reconocimiento público a las instituciones que por su propia vocación son más eficientes que la propia administración pública. Por eso nos apoyamos en esos colectivos de solvencia contrastada, que hacen de trinchera. La red pública y privada que se ha tejido ha funcionado razonablemente bien en la respuesta a la gravedad y la duración de la crisis.
— Ha sido el jefe de la Policía el que quiso retirar a los mendigos de las playas, y han discutido ustedes hasta las cifras de personas sin hogar que aporta Cáritas.
— A nosotros no nos cuesta reconocer errores que se han cometido. Pero me rebelo frente al uso partidista o propagandístico de las desgracias de las personas, porque detrás de cada caso hay un drama.  
— Algunos barrios de la periferia todavía están esperando por el Ayuntamiento. En Cruz de Piedra pidieron ayuda hace dos años para organizar alternativas a la crisis, y poco caso se les hizo.
— Las dificultades económicas y sociales han sido grandes en muchos barrios de la ciudad. Me pareció entonces, y me lo sigue pareciendo ahora, tremendamente injusto que se estigmatice a los propios vecinos de un barrio como Cruz de Piedra. Hemos trabajado igual en todos aquellos barrios que lo han demandado, a veces animando a otras instituciones capaces de dar respuestas más rápidas.
— Las estadísticas se empeñan en decir que la ciudad tiene un problema de seguridad.
— La ciudad camina hacia una mayor seguridad. Un pequeño repunte no significa que tengamos que dar la voz de alarma. Estamos analizando con la Delegación del Gobierno las causas de ese repunte, y desde el Ayuntamiento estamos poniendo todos los medios para aumentar la presencia policial en las calles, que tiene un carácter disuasorio importante. Hemos conseguido que quince agentes destinados a la custodia de edificios salgan a la calle y nos ahorramos dinero, y lo mismo ocurrirá desde que se incorporen los 41 agentes de movilidad, que liberarán de tareas de tráfico a otros tantos agentes. Y en el futuro, queremos incrementar la plantilla de  la Policía Local.
— Algunos dicen que es para multar más.
— Se está multando menos. Este es otro mito que conviene aclarar. Que se recaude más por multas no quiere decir que se multe más. Con menos multas se recauda más, porque la gente paga. Así se cumple el efecto disuasorio; hay más ingresos, y la multa consigue su efecto, que es mejorar la convivencia y el respeto a las normas.
— Hablando del tráfico, ¿no ha faltado algo más de valentía para resolver el punto negro que supone el cruce de Torre Las Palmas?
— No, lo que ha faltado ha sido dinero. Los problemas que requieren de grandes infraestructuras no se pueden improvisar, aún estamos buscando dinero para la cuarta fase de la Circunvalación. Ese es el eslabón necesario para conseguir que lleguen menos coches a ese cruce, quiero creer que el Gobierno de Canarias sabe que la Avenida Marítima de la ciudad, en toda su extensión, inyecta economía a toda la isla. Y si queremos ser competitivos, esa vía requiere un tratamiento urgente. 
— Después de más de 18 meses de intervención en Emalsa, ¿cuál es su balance? ¿No cree que este proceso debería de terminarse antes de las elecciones para no dejar este asunto sin cerrar para el próximo mandato?
— (Se piensa la respuesta casi un minuto). No podemos confundir el deseo con el deber. Mi deseo sería acabar este mandato con una gestión terminada en relación a la administración de Emalsa, o del servicio de aguas de la ciudad. Pero no debería precipitar o cerrar en falso un proceso de intervención en función del calendario electoral. Sería una irresponsabilidad, dado lo que nos estamos jugando. el Ayuntamiento inició un proceso para primero conocer, algo que se nos estaba resistiendo por las razones que fueran. Fuimos proactivos para hacer un diagnóstico adecuado de los contratos que la compañía tiene con el Ayuntamiento. Y eso ha tenido una evolución. ¿Cuál es el balance? Altamente positivo. ¿A dónde nos debe llevar? A la pacificación plena de las relaciones de Emalsa con el Ayuntamiento, donde cada uno sepa cuales son sus competencias, sus derechos y sus deberes. Si podemos culminarlo antes de las elecciones, estaré encantado, pero no podemos precipitar ese final. Y veo un final donde las relaciones estén perfectamente definidas, donde esa diferencia entre el papel del Ayuntamiento como socio de la compañía y como titular del servicio quede perfectamente clara, con un nuevo régimen de relaciones presidido por la normalización, que es lo que los ciudadanos esperan. Y no estar en los medios como consecuencia de conflictos de cualquier tipo.
— Acaba el mandato y la ciudad no ha conseguido rebajar la barrera de los 50.000 parados.
— En estos años he palpado dónde están las fortalezas de la ciudad. Tengo la seguridad de que en los próximos años, esta ciudad va a tirar como un cohete del empleo y del desarrollo económico de Canarias. Estamos a muerte con nuevos sectores, como la industria del cine. Servimos de enlace a multinacionales que vienen a África. El Puerto es una gran plataforma con un gran abanico de empleo. Y se fortalece la ciudad como destino turístico, y no sólo por el acuario. Auguro un futuro inmediato muy próspero, y me gustaría aportar mi granito de arena. La creación de empleo no depende del Ayuntamiento, pero sí hemos hecho el esfuerzo de mejorar los servicios, de incorporar infraestructuras y de abrir horizontes como el Plan de Internacionalización. Hemos puesto pilares muy sólidos, y ahora llega el momento del despegue económico, que traerá más empleo.

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=367933

No hay comentarios:

Publicar un comentario