Majestad, esta entrada del blog se la dirijo a Usted en persona y lo hago con sumo respeto. Hoy he tenido conocimiento de las quejas que le desearían hacer llegar sus soldados, los de la Guardia Real, los que sirven en su palacio. Me cuentan que Usted siempre es muy amable con ellos y que sienten una frustración enorme porque cuando Usted baje el día de Nochebuena todo se engalanará con vistas a engañarle, como ya es tradición. Hoy pretendo transmitirle, aunque me encuentre encerrado (esta entrada la escribí desde el Centro Disciplinario) lo que sus soldados quisieran decirle pero no pueden porque tienen miedo a perder su empleo.
En cuanto a su situación laboral no es que sea buen precisamente, al menos eso es lo que cuentan. Afirman que hacen más horas de las que debieran sin que se las remuneren (práctica habitual en el Ejército), les amenazan cuando tienen bajas médicas o percances físicos o les tratan de forma despectiva: “no te doy lo que pides porque no me sale de los cojones”, “esto que hay aquí es un soldado o una rata”, “vosotros los soldados sois mano de obra barata”, “tu accidente se habría evitado si no hubieses entrado en el Ejército” o “esto es el Ejército y si no te gusta te vas a la calle que hay mucha gente deseando entrar”…
Todo esto no creo que sea sorprendente ni para los militares ni para los que no lo son porque está a la orden del día, aunque uno esperaría que en la Guardia Real las cosas fueran diferentes. De todo lo que me han transmitido hay dos sucesos made in FAS, el primero de ellos es un microbús que han comprado para realizar los relevos de guardia en el que tienen que trasportar a quince militares cuando la capacidad de transporte del mismo es de doce. Ello obliga a que tres de los militares tengan que ir de pie o sentados en el pasillo, con el correspondiente y evidente riesgo. Por lo que cuentan los militares pasan miedo en los relevos, lo que ya es el colmo. De ser esto cierto, dudo si se trata de un problema de contabilidad, de escaqueo de dinero o es la clásica chapuza.
El segundo hecho, no menos relevante, ni menos militar, es una serie de gastos que para ellos resultan difíciles de comprender. Por ejemplo, cuestionan que se haya contratado una paella para 400 personas por un montante superior a los 2.000 euros, se hayan reformado la capilla de Alabarderos, las perreras –afirman que la reina emérita es una amante de los animales- o se haya traslado de sitio el mástil de la bandera en el Palacio de la Zarzuela. En opinión de los soldados, sus soldados (por partida doble porque Usted es el primer soldado de España), se sienten ninguneados y creen que le están engañando.
Espero que tengan razón los que afirman que no es conocedor de lo que acontece, porque considero que ha encabezado un esfuerzo notable en llevar la transparencia a la Casa Real, pero entiendo que todo lo que está haciendo puede ser insuficiente si no se realiza una profunda regeneración de las Fuerzas Armadas para que este tipo de conductas se corrijan. Todavía no comprendo que la ley de transparencia no incluya a las Fuerzas Armadas o que no se realice una auditoría de forma urgente ante las graves denuncias que se están produciendo.
Por otro lado, cada dos por tres, la cúpula militar resurge de sus cenizas y se despacha con un mensaje ultraconservador de esos que tan irresistibles less resultan. En los últimos años, hasta han renegado de su padre el Rey Emérito, han amenazado con una intervención militar en Catalunya, han realizado afirmaciones más que curiosas sobre la guerra civil, han tachado de débil al Gobierno central y, en fin, todo aquello que les ha venido en gana. Todo ello, lo han hecho al tiempo que acariciaban el lomo de los sumisos jurídicos militares y de una fiscalía militar que, salvo reír las gracias, nada ha hecho por sancionar dichas conductas. (Aquí tiene el cartel que, según uno de los componentes de la Guardia Real, hay en uno de los despachos de un teniente coronel).
¿Hasta cuando vamos a tener que seguir soportando estoicamente los improperios de la cúpula militar? ¿No ha llegado el momento de regenerarla? Yo creo que sí, creo que los españoles tienen que tomarse muy en serio el problema de la cúpula militar y dejar de reír las gracias a esta serie de mentes ultraconservadoras. ¿Y Usted? ¿Va a hacer algo por solucionar este problema? ¿Le preocupan sus soldados? ¿Sabe que la mayoría de ellos tienen contratos basura? ¿Sabe que sienten que les tratan peor que a los perros y a los caballos? Si no quiere forzar a las Fuerzas Armadas a que hagan una auditoría externa y pública, a que independicen la justicia militar o desmilitaricen la Guardia Civil, yo le ruego que al menos haga lo posible porque sus soldados no tengan que soportar las condiciones laborales en las que se encuentran al tiempo que se producen gastos como paellas para 400 personas… (seria bueno que se investigase lo que se denuncia aquí y no iniciar una cacería para descubrir al filtrador). No tengo duda que se lo agradecerán…
Aquí me despido Majestad, no sé si en Nochebuena podré disfrutar de mi familia o estaré encerrado porque yo soy de los que denuncian corrupción, abusos y privilegios, lo que tengo claro es que si hiciese manifestaciones (como las de un teniente coronel y juez militar) exaltando la dictadura, insultando a la Constitución y renegando de Usted no tendría ninguna sanción disciplinaria y cenaría en casa tan tranquilo… Por eso, cuando en Nochebuena baje a felicitar a su Guardia Real (le aseguro que le aprecian y hablan maravillas de su educación y del cariño que muestra hacia ellos), quédese con ellos sin ningún mando, pregúnteles y… levante la funda del sofá, quizá así se convenza de la necesitad de liderar una cruzada para levantar las alfombras en las Fuerzas Armadas.
http://blogs.publico.es/un-paso-al-frente/2014/12/24/carta-navidena-al-rey/
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