La Agencia Internacional de la Energía revisa periódicamente la política energética de cada país. Y esta semana le toca a España. Sus "hombres de negro" se reúnen en el Ministerio de Industria con los representantes del gobierno, empresas, organismos públicos, consumidores…. y con Greenpeace.
Pero esas comparecencias son a puerta cerrada y el Ministerio no está divulgando su contenido. ¿Por qué? ¿Qué críticas esperan recibir que no quieren que sepas?
Pues aquí resumimos lo que Greenpeace tiene que decir a la Agencia sobre la política energética del Gobierno español.
Lamentablemente, la mayoría de los puntos son negativos: España es el país europeo que más ha excedido los límites de emisiones del Protocolo de Kioto. Las emisiones dejaron de bajar por las subvenciones a la quema de carbón.
Pero aún así, el peso de las energías sucias sigue siendo demasiado alto: nuestra economía sigue dependiendo aún de los combustibles fósiles. España tiene una dependencia externa del 86% de la energía que utiliza, lo que nos cuesta más de 57.000 millones de euros al año.
Y esto no cambia porque el poder de la energía está concentrado de unas pocas grandes compañías, petroleras y eléctricas verticalmente integradas, que ejercen unadesproporcionada influencia sobre la política del Gobierno, gracias entre otras cosas a las “puertas giratorias”.
Esas compañías invirtieron masivamente de centrales térmicas de gas, generando un grave problema de “sobrecapacidad”: centrales que no funcionan porque no se necesitan, pero que quieren que les paguemos.
Lejos de resolver el problema, el Gobierno lo está agravando con su reciente reforma energética, que lleva a la ruina a quienes invirtieron en renovables, que penaliza la eficiencia energética, que tiene bloqueado el autoconsumo y que deja escapar a la mejor herramienta de reducción de emisiones.
Además, el Gobierno se empeña en favorecer la búsqueda de más hidrocarburos y en alargar la vida de las nucleares envejecidas. Pero el mensaje de Greenpeace a la Agencia no es solo de denuncia, también es de esperanza, porque nuestros estudios han demostrado que unsistema energético sostenible es factible y mejor para todos. ¿Será eso lo que el Ministerio no quiere que sepas?
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