domingo, 1 de junio de 2014

30 primaveras de lucha soñando con el arco iris


Mario Rodríguez
Hace ya treinta años que el sueño de un mundo verde y en paz echó raíces en nuestro país. Porque Greenpeace es, ante todo, un esfuerzo colectivo. ¡Gracias!

En vuestra memoria, cada uno de vosotros, guardareis imágenes imborrables, personales, de una larga historia de lucha en defensa el medio ambiente. Yo aún guardo, entre montañas de papeles, informes, cartas y fotos, una vieja libreta que fabriqué con mis propias manos, cuando tenía 18 años. En ella se amontonan, de forma un tanto caótica, recuerdos y emociones en forma de recortes de periódico que amarillean por el paso del tiempo. Fotos de las lanchas de Greenpeace frente a los bidones de residuos radiactivos que iban a ser vertidos a la fosa atlántica, a 300 millas de la costa gallega. Imágenes que me hicieron soñar que algún día todos podríamos llegar a ser guerreros del arco iris. Daba igual cómo, ya fuera como socios, voluntarios, activistas,... o ¿por qué no? Todo a la vez. Y aquí estamos hoy,  con la ilusión y las fuerzas intactas, como el primer día.

Me vienen recuerdos inolvidables: se prohibió el vertido de residuos radiactivos al mar; calló la tubería de fangos que sepultó la Bahía de Portman; las “cortinas de la muerte” dejaron de ser emblema de la flota española; las espesas y  amarillentas espumas escupidas por las fábricas de papel en  nuestras costas y ríos son historia; cerró la nuclear de Zorita; se prohibió la entrada de madera tropical ilegal en Europa; la separación de residuos domésticos, aunque imperfecta, es hoy una realidad; las energías renovables se abren paso a pesar de los obstáculos; La UE consagra por ley la lucha contra sobrepesca y la apuesta por la pesca sostenible. Seguiremos luchando hasta el final para que el hotel ilegal El Algarrobico sea demolido.

En mi memoria quedan largos periodos a bordo de los barcos de Greenpeace, en el Sirius, Gondwana, Rainbow Warrior, MV Greenpeace, Esperanza, Arctic Sunrise... Luchando contra la contaminación, la deforestación, la sobrepesca, el cambio climático, la guerra, por una costa viva y para todos. Haciendo acciones, investigación, denuncia. Planteando soluciones.  Y en el horizonte: nuevas campañas a bordo de los nuevos barcos de Greenpeace que seguirán surcando los mares y las costas.

Veo en mi libreta un recorte de prensa ya amarillento de un activista de Greenpeace alzando un bidón radiactivo frente a los leones del Congreso. Veo en mi  ordenador la foto de otro activista de Greenpeace amordazando esos mismos leones para que no criminalicen el activismo pacífico en nuestro país. Han pasado 30 años entre ellas. No pueden amordazar un arco iris, somos muchos luchando por una causa común. No habrá justicia social sin justicia ambiental y viceversa. Una vez más, cien mil gracias por haber hecho posible estas tres décadas maravillosas y por hacer posible las que están por llegar.

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