sábado, 19 de abril de 2014

Bienaventuradas las promiscuas porque ellas verán el cielo en este mundo



Marrie Lobel es una de esas sexólogas de la nueva ola: divertidas, académicas, pedagógicas... Que anteponen la libertad y el derecho al placer por encima de prejuicios culturales, clichés sociales y mandamientos patriarcales. Al estilo de Mireia Darder o Deborah Taj Anapol lo suyo es el alegato feminista y la defensa del poliamor como una opción de convivencia. 

En una de sus recientes columnas Lobal analizó algunos de los mitos que rodean aún en pleno siglo XXI a la mujer promiscua. Estereotipos que nacen del estupor -cuando no indignación o desprecio- ante actitudes sexuales en las que una hembra decide por sí misma salirse de los sistema de control sin disimulo ni vergüenza.
 
La primera de las reacciones habituales es definir y clasificar a la mujer promiscua en la categoría de puta/buscona/zorra… mientras que si esta misma pulsión sexual se da en un hombre los calificativos serán de donjuan/machote/tiarrón… 


Marrie Lobel desmonta varios mitos. El primero es el de que las mujeres promiscuas son facilonas y se van a la cama con cualquiera. Esto es falso porque como han demostrado algunos estudios –AQUÍ- las experimentadas son más selectivas y levantan el listón en sus ligoteos mucho más de lo que lo hacen los hombres 

Las mujeres promiscuas son así porque tienen problemas psicológicos o de autoestima. Falso. En realidad se ha comprobado que por regla general tienden a tener más autoestima y menos complejos sobre su cuerpo. Por no hablar de los más que probados efectos saludables que el sexo tiene para el bienestar del organismo: mejora la piel, el buen humor, el ritmo cardiovascular, el dolor de cabeza, el estrés, la ansiedad... 

Los hombres están genetica y bhiológicamente preparados y la mujeres no. Más falsedades.Entre otras cosas las mujeres están dotadas con un órgano como el clitoris sin función fisiológica alguna excepto el placer. Con todo no hay evidencia científica que indique que ninguno de los sexos esté más programado para tener la libido más alta que el otro. Tampoco sucede que las mujeres promiscuas tengan miedo al compromiso: “Cuando en una sociedad hay menos proporción de mujeres que de hombres, la infidelidad en las relaciones disminuye, puesto que las mujeres están más solicitadas y son las que establecen las normas que regulan el momento del sexo y de las relaciones. Por el contrario, cuando hay más proporción de mujeres que de hombres, y los hombres están más solicitados y tienen más opciones, la tasa de infidelidades aumenta”, recuerda Lobal. 
fuente : http://www.mujerlife.com/

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