domingo, 23 de marzo de 2014

PEDÓFILOS ¿ENFERMOS O VILLANOS?









AUTORA MARÍA SÁNCHEZ






El tema de hoy, es tan crudo y real como la vida misma pero como ésta, tenemos que afrontarlo mirándolo de frente y sin esconder la cabeza como el avestruz. Cada día nos llegan noticias de niños y niñas que son objeto de los bajos instinto de unas “personas” que, aprovechando la inocencia infantil, hacen abuso de la confianza que estos menores ponen en ellos.

Cuando se habla de pedófilos se entra en una laguna de preguntas y respuestas que nos lleva a esa duda que existe entre, que sean enfermos o depravados sexuales. Según la opinión de algunos psicólogos y siquiatras, se les pueden calificar de enfermos, que sufren variaciones sexuales en su conducta. Entre ellos se diferencian los que, simplemente se crean fantasías con los niños, pero sin llegar a llevarlas a cabo con éstos y los que, esas fantasías las hacen realidad con menores llegando a abusar, incluso de bebes.

En segundo lugar encontramos al abusador. Éste abusa de la confianza que el menor deposita en él, ya sea por amistad con el entorno familiar o, lo que es peor, cuando son familiares de la inocente criatura. Lo primero que hace, una vez conseguida la confianza de su futura victima, es empezar a las intimidaciones que pasan desde el castigo físico a la amenaza de muerte de sus padres o del mismo niño.

Los abusos no son un fenómeno de nuestro tiempo, este mal viene desde la prehistoria, y no podemos decir que ahora haya más que en la antigüedad. La diferencia es que hoy a través  de todos los medios de comunicación estamos más informados que en aquellos tiempos.

La actitud más efectiva que deben tomar los padres, es informar al niño/a de lo que ocurre, pero sin llegar a amedrentarlos de tal manera que los menores sientan tanto miedo que prefieren permanecer cerrados en sus casas. Es conveniente inculcar al niño/a la plena confianza en sus progenitores, para que no calle cualquier acto que se pueda calificar de abuso.

De todos modos cuando nos enteramos de lo que un ser, llamado humano, es capaz de hacer con un menor, olvidamos las palabras de psicólogos, siquiatras y la madre del sursuncorda. El primer impulso que cruza por nuestra mente y nuestro sentimiento es desear que lo cierren de por vida en una celda donde no vea jamás la luz del día.

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