Juana González tiene 78 años y ha denunciado su caso en el juzgado: “No sacaré nada pero necesito decir que cada día le rezo”.
La mujer no denunció antes porque fue a raíz de las denuncias presentadas en toda España cuando tuvo la certeza de que ella era una víctima “como las mujeres que veía llorando”.
Cuando Juana González Hernández dio a luz a su hijo el día 6 de junio de 1959 lo hizo con la lógica ilusión de una madre joven, 26 años, que quería un varón. Ya tenía dos hijas. Y llegó. Fue en un centro sanitario de Las Palmas de G.C., la Clínica San Ramón Nonato, (estaba situada en las inmediaciones de lo que hoy es el Viejo Pino) y según reza en los documentos que aporta Doña Juana le nació “un niño sano” y su parto lo atendió un médico ya fallecido, R.R.S.
Juana y su marido estaban felices porque el parto había salido bien, el bebé también y en consecuencia felicidad plena. El agotamiento de la felicidad se respiraba en la habitación de manera que una vez que el bebé fue mimado por su madre, Juana, lo dejó a su lado, en su cunita, y como cualquier madre de dedicó a contemplarlo. Era rubito, pelón. “Parto natural, sin ninguna complicación”, reza el parte médico.
Al día siguiente cuando la enfermera hizo la rutinaria visita por las habitaciones alzó al bebé de la cuna y se lo llevó diciendo que “el niño está malo” y lo trasladó a una incubadora. La madre, Juana, estupefacta, miro para su marido que estaba en la habitación y ambos comentaron su extrañeza porque el bebé pasó la noche tranquilo, sin el menor síntoma de padecer una enfermedad. En ese escenario el matrimonio acabó llamando a un sacerdote para que bautizaran al bebé y así lo hicieron. Juana, que hoy tiene 78 años, recuerda que los tres días que permaneció ingresada no vio a su bebé y que su marido lo vio de lejos cuando el niño estaba en la incubadora. Cuando estaban, probablemente en el pasillo, un hombre “que no se si trabajaba en el hospital”, precisa, se acercó al matrimonio y le dijo que su bebé había muerto. “Mi marido sorprendido por la noticia giró la cabeza y observó que el bebé al que se refería el hombre era un recién nacido oscuro, de pelo negro y que al preguntarle al médico por lo ocurrido le dijo que su hijo “estaba duro…”. El doctor invitó entonces a su marido que fuera en busca de una caja de cartón, depositara al niño dentro y lo llevara a enterrar”.
En la partida de defunción del bebé figura que murió de paro cardiaco. Sus padres lo bautizaron como Juan Francisco Trueba González. Para que la historia de un bebé robado en Canarias como es el caso diera un vuelta más de tuerca hay que decir que cuando el chico cumplió, según la partida de nacimiento, la edad militar en la casa de los Trueba se recibió una citación para que se presentara a cumplir con el servicio militar”. Habían pasado unos 19 años de su nacimiento.
Cuando a Doña Juana se le pregunta por qué ahora, tantos años después, decide presentar una denuncia (5 junio 2012) sobre el caso, su respuesta tiene mucho que ver con el dolor, con la indignación y el desconcierto. Recuerden que le falta dos años para cumplir los 80 años y no ha perdido el coraje. “Yo sé que es muy difícil que aparezca o que logremos algo pero como tengo la certeza de que mi hijo vive, de que me lo robaron, necesito decirle que sus padres lo han querido siempre y que su madre le reza cada día. Cada día”. La mujer se animó a denunciar al conocer los casos de tantos bebés robados en el país. “Si. Un día escuchando el testimonio de las madres que han sufrido ese dolor lo tuve claro. Pero fue mi hija Rosa la que en realidad me animó a formalizar la denuncia. Eso es todo”.
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