PADRE BAEZ.
Para continuar con la labor de nuestros mayores en
el campo, los que debieran seguir con esa rica tradición y cultura, han de ser
educados por los mismos agricultores de siempre, portadores de una sabiduría
muchas veces milenarias, que en ningún momento puede ser suplida por cursos
dados en aulas lejos y apartados de la tierra, que los mejores libros sobran, y
solo hace falta la práctica, por lo que poner junto, al lado, detrás, con los
pocos ancianos que nos quedan en el campo, se pudiera rescatar y mantener, lo
que siempre se ha hecho. Solo así se alcanzarían resultados positivos y
sostenibles, todo lo demás, no sirve sino para entretener, engañar y apartar y
alejar del campo a los aspirantes. Por eso, sobran clases en recintos cerrados
y con libros, y solo hace falta una formación superior, por y desde los sabios
de la tierra, que son los experimentados campesinos, ya sean agricultores o
ganaderos. Solo de esta manera, el horizonte del campo quedaría abierto al
futuro, pero si bien antes se tienen que retirar o desaparecer el
miedoambiente, el seprona y el cabildo, pues mientras estos tres pesen cual
espada sobre los campesinos y el campo, nada cabrá esperar del mismo.
Y, dada
esta premisa, sin la cual no hay vuelta posible al campo, sino cursos
engañabobos. Que el mejor instituto de enseñanza agraria es el campo mismo y
los campesinos sus mejores profesores. Se trataría de la verdadera universidad
agraria posible: el campo (las aulas) y el campesinado, (los profesores,
licenciados o doctores, y según especialidades y años de servicio y currículo).
Todo eso sería el aval y los grados preceptivos, así como los largos años de
servicios a la tierra o a sus animales. Es la única forma válida de formar a
candidatos –si los hubiere- para el campo. Habría pues, que despertar
vocaciones al campo, y educarlos con los experimentados campesinos, por más que
sean analfabetos, pero que conocen sus profesiones como corresponde a quienes
tienen raíces de sus mayores en lo mismo y desde siempre. Sería la
formación sólida y de calidad, sería formación específica y adecuada, es decir,
en el terreno como la mejor y única academia del ramo o gremio, por ser una
formación realista y la única posible, ya que sus contenidos los tiene en el
propio y mismo campo, y de la mano de quienes lo conocen todo del mismo, ya por
experiencia como por la memoria colectiva. Son estudios que no tienen una
duración de tres años, sino desde el primer día y se aprende en esquema lo que
va cayendo según pasa el tiempo y éste mismo marca la pauta y distintos
comportamientos, según zona, altura, clima, tierra, etc., etc., y se va
completando conocimientos sin más, quedando licenciado y sin universidad, sino
la de la tierra, la que es indispensable y precisa, obteniéndose la titulación
pertinente, con un amplio abanico de posibilidades al respecto, al dominar
todas las materias, y más, quedando capacitados para desarrollar cualquier actividad
en el medio. Y, para inscribirse en esta universidad de la tierra, no hace
falta matrícula ni ningún otro requisito, sino acompañar con y desde la acción
desde el primer momento aun anciano o mayor del campo, y ser fiel y cumplidor,
y no faltar a “clase”, aprendiendo que el pastor no tiene descanso, ni en el
día de su santo, trabaja todos los días, sin descanso (tal vez esto echa a más
de uno para atrás, pero es la única exigencia: asistencia al “curso”, sin
faltar a ni una sola lección. Tal vez, sea conveniente se pertreche con el
material escolar normal (una jose, una azada, un cabresto, y cuanto se le vaya
pidiendo, y el alumno quiera avanzar). Y así, entrando en materia, sin más plan
de estudio, saliendo doctor o con algún máster, según sea el campo y profesor
que haya tenido. También –sin universitarios parásitos y de libros- puede
aprender economía y empresa a la par. Eso sí, se seguiría con lo tradicional,
pero sin desconocer hasta el derecho y otras asignaturas o materias. Así que
hay también grados, proyectos, estilos, escuelas, maestros,
especializaciones, ramas, etc. Así que, los interesados, se inscriben en un
cercado o finca, pastor o ganadero, según preferencias, sin pagar y sin cobrar,
y saldrá especialista o especializado en lo escogido y aprendido, ingresan
libremente eligiendo curso y materia, profesor y aula y se asegura así una
profesionalidad tal, que será continuador de su maestro y escuela, con una
preparación, que nadie puede hacer ni dar, ni en la sombra de lo recibido por
otros caminos o senderos, donde todo lo que haga no será sino una triste y
pobre visión de algo que no se parecerá en nada a lo real, por ficticio y
ambiguo, por no ser experimentado y que como se dice en el yoga, más vale un
gramo de práctica que quintales de teorías. Será la única forma de acabar el
curso con éxito, y será hasta orlado de honor, al obtener el título de maestro
en lo mismo. Así se debe preparar todo alumno que aspire al campo, y no el
sueño con un millar de estudiantes, que me conformo con que fueran doscientos,
y solo así habría garantías de perpetuar, lo que siempre se ha hecho en el
campo, y no debe dejar de hacerse. Solo así, el horizonte se mostraría
esperanzado, pero mientras el cabildo siga dando cursos en su granja, y el
seprona campeando con el medioambiente sobre los cada vez menos campesinos,
todo esto se nos va al garete, sin posibilidad de resurrección alguna. Y lo que
digo, es, que: por dignidad se debiera aceptar sin quitar una sola coma a este
escrito o comentario (o plan de estudio para hacerse agricultor o ganadero) y
llevarlo íntegro a la práctica o estamos perdidos..
El Padre Báez.
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