Se les conoce fácilmente porque están negros como el tizón por pasar tantas horas bajo el sol, van sudados de tanto moverse, y muchos llevan una faja ancha de color negro para evitar lesiones en la espalda por levantar peso. Son los efectivos de la unidad logística del actual contingente español destinado en el noroeste de Afganistán, la ASPFOR XXXIII, que están haciendo posible el milagro del repliegue de las tropas españolas de la base militar de Qala-e-now, en la provincia de Badghis, tras ocho años de misión allí.
"Parece que los contenedores se coloquen por arte de magia, pero conlleva mucho trabajo", el jefe de la unidad, el teniente coronel Juan Manuel Pérez, afirma en referencia a los contenedores de metal, similares al remolque de un camión, que se acumulan uno al lado del otro, perfectamente ordenados, en una explanada de la base militar de Herat.
"¡Despacio, despacio!", gritan tres militares estirando de varias correas de sujeción, mientras otro eleva con una grúa un RG-31, uno de los blindados mastodónticos con protección anti minas, que las fuerzas españolas utilizan para moverse por Afganistán.
El material se trasladará a España por diferentes rutas. El más sensible y de mayor coste económico irá en vuelo directo desde la base aérea de Herat hasta la del Torrejón. La mayoría de vehículos se transportarán vía las repúblicas ex soviéticas de Azerbaiyán y Georgia.
El teniente coronel Pérez calcula que todo el cargamento llegará a España antes de final de año, si no hay imprevistos y después de un trabajo ingente de sus efectivos, hecho en la sombra, dentro de las bases militares de Herat y Qala-e-now, donde en teoría no hay grandes riesgos, pero donde no se para. Se trabaja incesantemente desde primera hora de la mañana hasta casi el anochecer. Así durante seis meses que dura la misión.
fuente : http://www.elmundo.es
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