AUTORA : MARÍA SANCHEZ
Tener hoy un teléfono móvil con todos sus adelantos, es algo que apenas nos llena de sorpresa. Los hay con todos los accesorios habidos y por haber, y a estas alturas ni siquiera nos inmutamos cuando vemos a una persona haciendo fotos con uno de estos artilugios. Se han convertido en algo tan “importante” en nuestro día a día que no sabemos ni tan siquiera ir al baño sin que él nos acompañe.
Las madres, que no se han puesto al día en las nuevas tecnologías, se desesperan cuando ven a sus hijos con la cabeza baja y los dedos moviéndose por el teclado con una rapidez asombrosa. La pregunta es ¿Pero qué demonios haces todo el día con el móvil dale que te pego? La repuesta invariable es “estoy whatsappeando con unos amigos” (Este es un verbo que dentro de poco tendrán que añadir al diccionario)
Cada vez nos sorprenden añadiéndoles una nueva función que, con el fin de facilitarnos las cosas nos lían más si cabe, sobre todo a las personas que ya no somos tan jóvenes. En la palma de la mano podemos llevar desde; la lista completa de la compra del supermercado, un buscador de calles, el ordenador y hasta un casino con todo tipo de juegos.
Es muy difícil ver hoy día a un niño con un cuento en las manos y mucho menos con un libro como antaño hacíamos los maduritos de hoy en día.
Como anécdota les contaré, que no hace mucho tiempo fui a visitar a una familia donde hay dos niños pequeños. Con la mayor ilusión y también la mayor de las ignorancias por mi parte, les compré unos cuadernillos para pintar y sus correspondientes lápices de colores. Cuál no fue mi sorpresa que, pasados unos días y echando en falta no ver a los niños con los cuadernillos, les pregunté por donde andaban los lápices y cuadernos de pintar, ellos me miran con cara de extrañeza y responden ¿Qué cosa? Conclusión, no los habían mirado y por lo tanto ni los tocaron.
Es la consecuencia de que ellos son de esta generación y yo de otra por la que han pasado muchas primaveras y muchos veranos.
Sepamos quién fue el señor que un día, que para él se convirtió muy importante en su vida, ideó el añadirle una cámara de fotos al teléfono móvil. Ocurrió en el año 1997 cuando el ingeniero francés Philippe Kahn fue padre por primera vez y sintiendo, como todo padre que se precie, la necesidad imperiosa de que su familia conociera a su retoño se preguntó ¿Y si mi móvil tuviera cámara? Dicho y hecho, puso manos a la obra y a partir de ese año empezaron a aparecer los móviles con cámara.
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