AUTOR PEPE NARANJO
Ibrahim Boubacar Keita, conocido como IBK, empieza a perfilarse como el próximo presidente de Malí. El que era máximo favorito a priori en estas elecciones ha confirmado los pronósticos y, con un tercio de los votos escrutados, mantiene una “amplia ventaja” sobre su inmediato seguidor, Soumaïla Cissé. De confirmarse esta tendencia no sería necesario ir a una segunda vuelta, según informó este martes el ministro de Administración Territorial del Gobierno maliense, Moussa Sinko Coulibaly, quien, sin embargo, no facilitó ningún porcentaje. Aunque aún habrá que esperar a los resultados completos de los comicios, previstos para los próximos días, sus partidarios salieron ya desde este martes a festejar en las calles de Bamako, haciendo sonar los cláxones de sus vehículos en medio de una gran algarabía.
IBK, de 68 años, experto en Historia y Relaciones Internacionales, fue ministro de Asuntos Exteriores y primer ministro de Malí entre 1993 y 2000 y, posteriormente, ocupó la Presidencia de la Asamblea Nacional. Este veterano político que también llegó a ser vicepresidente de la Internacional Socialista, considerado un hombre duro y firme en sus decisiones, ya era el máximo favorito en las elecciones de 2012, truncadas por el golpe de estado del 22 de marzo, y durante su campaña electoral ha contado con el apoyo de algunas de las más influyentes instituciones del país, como el Alto Consejo Islámico o un amplio sector del Ejército.
Por otra parte, tal y como se pudo constatar durante la jornada electoral del pasado día 28, la tasa de participación ha sido la más alta en la historia de Malí, de un 53,5 por ciento. Esta fuerte movilización y la ausencia de graves incidentes ha permitido a las misiones de observación internacionales asegurar que los comicios se han desarrollado con la normalidad suficiente como para considerar legítimos los resultados, según aseguró este martes el responsable de la misión de observación de la UE, Louis Michel.
Malí celebró hace dos días sus primeras elecciones presidenciales tras 18 meses de grave crisis institucional y política. Durante este tiempo ha vivido una rebelión y una guerra en el norte, un golpe de estado y la ocupación de dos terceras partes de su territorio por grupos armados de corte yihadista que hizo necesaria una intervención militar internacional que aún continúa, ahora bajo el mandato de Naciones Unidas.
fuente : http://internacional.elpais.com
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