lunes, 26 de agosto de 2013

El petróleo canario, la fuente para otro modelo energético

Los pozos canarios podrían llegar a cubrir en torno al 10% de la demanda nacional de hidrocarburos. Las catas se prevén llevar a cabo a una distancia aproximada de 50 y 117,4 kilómetros de las costas orientales
El posible hallazgo de bolsas de petróleo y gas en alta mar comercialmente rentable frente a las costas de Canarias representaría la punta de lanza para reducir la abultada factura energética de España. Las prospecciones petrolíferas previstas para el segundo semestre del 2014, a un mínimo de 50 kilómetros de distancia del litoral de Lanzarote y Fuerteventura, de tener éxito, supondrían no solo un revulsivo para el modelo energético español, sino un espaldarazo para la balanza de pagos del país, lastrada por millonarias importaciones de crudo.
Conforme a los cálculos de Repsol, de prosperar el proyecto, los caudales de extracción en la cuenca de Tarfaya podrían llegar a alcanzar los 5,2 millones de toneladas al año, unos 140.000 barriles diarios durante 20 años, lo que significaría una reducción bruta de la factura exterior española de unos 36.000 millones de euros —28.000 millones de euros, si se descuentan las importaciones de bienes de equipos necesarios para la realización de los trabajos—. Su impacto socioeconómico no termina ahí. El pronóstico es que, de hallarse hidrocarburos, este proyecto podría ser el embrión de una industria especializada en el sector energético que podría posicionarse en el mercado internacional.
La operadora estima, a priori, que los pozos canarios podrían cubrir en torno al 10% de la demanda nacional de hidrocarburos, un escenario que elude el Gobierno de Canarias y los Cabildos de Lanzarote y Fuerteventura, especialmente, cuando se trata de atacar la investigación autorizada por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo. Las instituciones canarias implicadas desoyen sistemáticamente cualquier alusión a su impacto positivo, aun menos si tiene o no trascendencia nacional, enarbolando presuntos perjuicios hacia el monocultivo isleño por excelencia: el turismo. Sector, por otra parte, que en esta crisis ha demostrado adolecer de músculo suficiente capaz de aplacar el imparable desempleo que ha sacudido Canarias.
En su retórica, rara vez ponen de relieve que Marruecos ha taladrado amplias áreas en tierra, su costa y la del Sahara buscando el «oro negro» en la misma cuenca, en la misma roca madre que comparte con Canarias. Mientras las catas próximas a las Islas deben salvar rigurosos planes medioambientales y ajustarse a las estrictas medidas de protección y de seguridad medioambiental europeas, el Gobierno marroquí ha hecho sus deberes.
Marruecos ya está ahí
De norte a sur, y hasta donde la mediana imaginaria con España le permite, el país vecino ha autorizado decenas de permisos de exploración, nueve de ellos en las aguas que rodean Lanzarote y Fuerteventura, y que abarcan una extensión 13 veces mayor que las otorgadas por España. Los bloques más cercanos son los de Foum Draa (el primer pozo está en curso y debería iniciarse a finales de 2013); Sidi Moussa (la primera exploración está prevista para 2014); Tarfaya «Offshore»; Juby Maritime I, II y III (entre dos y cuatro operaciones de exploración entre 2013 y 2014), y Boujdour Offshore Shalow I.
Las razones técnicas que llevaron a explorar esta área del Atlántico norte se remontan a estudios geológicos que permitieron a Repsol identificar, en 1998, la fracción oriental del océano, entre el Reino de Marruecos y Canarias, como un área de interés, tras los descubrimientos de Mauritania, Sierra Leona y Ghana, y su alta analogía con las cuencas productivas en la costa noreste de Canadá, explica el Estudio de Impacto Ambiental, en fase de exposición pública.
Repsol lleva invertidos más de 14 millones de euros en los trabajos previos a la exploración, alrededor de 10 millones en la campaña sísmica y más de 4 millones en el citado estudio. La justificación estratégica de la exploración planeada, a un mínimo de 50 kilómetros del litoral canario, se fundamenta en la necesidad de obtener datos más precisos e imprescindibles de la cuenca para determinar la existencia de hidrocarburos y, en caso positivo, definir si su explotación es comercialmente viable.
Para ello, la investigación propuesta se centrará en descubrir una posible roca madre de edad cretácica-jurásica —roca madre de edad Albense-Cenomanense-Turonense (ACT)—, así como la acumulación de los hidrocarburos procedente de ésta en las trampas estructurales y estratigráficas existentes. De entre las seis localizaciones planificadas —«Sandía-1», «Chirimoya-1», «Zanahoria-1», «Plátano-0», «Cebolla-1», «Naranja-1»—, se seleccionarán dos o tres como emplazamientos definitivos. El tercer sondeo dependerá de los resultados de la perforación de los dos primeros.
Ahora, mientras no se acometan los trabajos, existen más interrogantes que certezas. Buena parte de las primeras quedará despejada cuando se perfore el pozo «Sandía». Es el primero de la cuenca. Se prevé llevar a cabo a una distancia aproximada de 54 y 62 kilómetros de las costas canarias y alcanzará una profundidad final estimada de 3.500 metros.
Los datos que se obtengan durante la exploración se consideran de suma importancia para el futuro exploratorio de toda la cuenca. La estructura que se investigará con «Sandía» es la más grande de un grupo de tres («Sandía», «Plátano» y «Chirimoya»). Este cierre estructural común duplica el volumen de roca que ha sido utilizado para los cálculos de expectativas de reservas de hidrocarburos, pero, dada la semejanza y proximidad de las tres culminaciones citadas, este pozo aportará información valiosa para evaluar las tres culminaciones estructurales mencionadas. A excepción del bloque «Zanahoria», los otros cinco están planificados para el segundo semestre del 2014. La duración máxima estimada de los trabajos es de 380 días.

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