AUTOR , PADRE BAE
Jamás pensé, que como sacerdote, me tenía e iba a
ocupar de defender el campo, habiendo políticos, sindicatos, gente del gremio,
periodistas, economistas, analistas, sociólogos, etc., etc., que debían hacerlo
en lugar de un pobre cura. Y, ante el silencio de los antes citados y más, uno
se ha erigido en vocero y defensor, en portavocía de pastores y agricultores,
que ponen en mi humilde persona sus quejas, al saberme como único intercesor, y
al encontrar todas las puertas cerradas y el silencio más absoluto frente al
drama que grita tragedia, miseria, desolación, abandono, suicidios, etc.
Que
uno estudió Filosofía, Teología, Historia..., pero no Agricultura y Zoología,
salvo de pasada, y por haberla vivido, pero sin pensar entrar en su defensa, y
nunca creí esto fuera necesario, pero visto lo visto, el ataque continuo por
parte del cabildo y los ajuntas y mientos, con la permisividad del gobierno, me
he tirado al campo -en el sentido de observarlo-, escuchar a los campesinos, y
prestarle mi voz y escritos. Y ello, teniendo uno, por vocación y ordenación
sacerdotal muy otros cometidos o ministerios (servicios). Y es, que hemos
pasado de exportar de todo a importarlo todo, casi desapareciendo lo poco que
nos queda de agricultura y ganadería, ya que ni se ven rebaños –a no ser que
sean de perros-, ni tampoco cultivo, al menos que no sea de tabaibas y retamas.
Árboles frutales no nos plantan ni uno, y sí abundante y solamente pinos, cual
si la pinocha se comiera y la exportáramos, sin querer ver solo sirve para los
incendios, que previenen con más de 200 soldados, que montan guardia todo el
año, sin más beneficio que cobrar por no hacer nada. Que desaparece nuestra
rica y excepcional huerta, la misma que dio de comer a tres continentes, y ahora
de los cinco importamos lo que comemos, con la tierra vacía de cultivo y de
animales lecheros y de carne, cuando aquí, de una y otra se producen las
mejores del planeta. Y es que una no mala, sino pésima y corrupta política,
permite la competitividad trayendo de fuera más barato –pero más malo- cuanto
aquí se produce, que se termina por claudicar, para no perder, con permisividad
y alegría de los gobernantes, que perciben grandes réditos de esta economía
basura, que nos enferma y mata. Encima europa nos hunde con acuerdos que no
cumplen y nos engañan con ayudas que no llegan, porque se desvían y quedan por
carreteras y caminos distintos, destrozando la isla con puentes, túneles,
rotondas, mallados, paredes, etc., innecesarias. De hecho somos los que mayor crisis
tenemos, y peores consecuencias de la misma padecen en el mundo (paro, hambre,
miseria, muertes, etc.). La isla se desertiza en cuanto despoblamiento
campesino y se embosca por falta de una ganadería que consuma lo que le da tan
abundantemente la naturaleza, pero que eso mismo lo compran fuera y lo prohíben
dentro. Estuvimos en el mundo con nuestros productos, y productos del mundo
están presentes en el tabaibal, que protege el símbolo de su nombre hasta copar
toda y cuanta tierra haya que se cultivaba antes. Todo esto, nos hace depender
del mundo, que nos tienen cogidos por el estómago. Las subvenciones sobran, y
han sido la ruina y engaño, para no trabajar sino cuatro que se han beneficiado
y se benefician, sin que llegue a ningún campesino, que desconoce fechas,
lugares, impresos, ofertas, etc. Y ante la imposibilidad de tocar el campo, ni
la de tener una cabra u otro animal, solo nos queda dedicarnos a... (pongan y
digan lo que quieran). El sector agrícola y ganadero ha desaparecido con la
complacencia de mandamases, que ven así ingresar sus dineros a costa del
campesino muerto de hambre y arruinado, con multas severísimas e
injustificadas, solo porque hay leyes escritas, y que se desconocen. Pues hasta
para levantar una piedra caída de una pared, hay que pedir permiso, o no poder
proteger lo plantado con una cerca, para que los roedores se lo coman antes que
el que lo plantó, y esto por poner un par de ejemplos. Desaparece el
agricultor, y el pastor. Lo que consumimos en el tabaibal y en concreto en el
gran tabaibal, roza el 98 % traído de fuera, al no producir, escaso un 2 %
ridículo, testimonial y residual y a menos, cuando según lo estipulado, como
mínimo deberíamos producir un 50 % de lo que comemos, y así nivelar
importación-exportación y tener una economía boyante o discreta al menos. Y, lo
peor de todo esto, es que han derivado al turismo hasta la denominación propia
del campo, llamándolo “sector primario”, cuando es el culpable de la
desaparición del verdadero y único sector primario, que es el
campo y las actividades en el mismo. Y, lo más grave, es, que, nada, se puede
hacer en contra porque por todo te multan y sancionan, aun siendo residual y de
supervivencia personal, con lo que se está matando hasta la posibilidad de una
continuidad, espantando y alejando al joven o hijo de campesinos, que son
testigos de la persecución y acoso bélico a sus progenitores, con lo que huirán
y huyen del campo como de la muerte, para ir a encontrarla en el asfalto con
drogas, alcohol, sexo, paro, carnaval, fútbol e inanición. Estando y teniendo
tan protegido el campo, y no al campesino y al campesinado, se va a exterminar
lo poco que queda, sin remedio que lo frene a no ser que surja una nueva clase
política o algún iluminado que le dé la vuelta a la tortilla. Porque si lo
dicho no es suficiente, se tiene el agravante de los virus, plagas, insectos
del mundo que se nos han colado por falta de control y vigilancia que nada ya
se puede cosechar que no se adueñen los dichos de lo poco que se pretenda
producir. Y todo esto contando con que en el mundo, no hay nada como lo que
nuestro sol, tierra y clima nos da, auténticas exquisiteces, si lo comparamos
con lo que nos venga del fin del mundo; nada como –en calidad, sabor y riquezas
nutritivas- como lo de aquí (antes, porque lo que es ahora, nada tenemos). Y
nos libre Dios de una hecatombe mundial, de una guerra, de un lo que sea, que
no nos llegue la comida del exterior, que moriríamos como ratas envenenadas.
Los hijos del campo, se quedan fuera del campo; huyen del campo, heredan un
campo muerto y vetado, desaparecen... Se nos van los universitarios (másters,
licenciados, doctores...), aunque esto es harina de otro costal, pero es
complementario. La meteorología nos la dan cada cinco minutos, cual si la vida
dependiera de ello, con temperatura y tráfico fluido, y si hace sol o nubes
-como si fuéramos ciegos-, desviando la atención, y otros cantares (músicos y
música, pero no de cuervos y pastores). Carnaval, mucho carnaval, siempre de
carnaval. Lucha entre las islas, y no contra espakistania. Alcaldes con perros,
y para perros. Muchos y más centros comerciales. Y deporte (fútbol, mucho
fútbol, a todas horas y todos los días). Telebasura...
El Padre Báez.
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