El pederasta Santiago del Valle utiliza una ONG infantil para contactar con menores, apadrina una menor de ocho años y pide niñas rusas, chinas o ucranianas
Dos años y medio después de su condena por el asesinato y abuso sexual de la pequeña Mari Luz Cortés (Huelva, enero de 2008), el pederasta Santiago del Valle vuelve sobre sus propios pasos desde una de las celdas del penal de Herrera de la Mancha (Ciudad Real).
El hombre que acabó con la vida de Mari Luz, por lo que fue condenado en 2011 por la Audiencia Provincial de Huelva a 22 años de internamiento, se rearma desde su encierro y busca nuevas fórmulas para acosar a niñas. Ahora, utiliza una organización no gubernamental infantil para contactar con menores y tratar de crear vínculos con sus potenciales víctimas.
La voz de alarma la ha dado la organización de cooperación Plan Internacional España, dedicada a velar por los derechos de la infancia y con un programa específico de apadrinamiento de niños en situación de pobreza. El pederasta reinventa nuevas vías para acceder a menores pero utiliza el mismo gancho, su esposa Isabel García, la mujer que le ha servido de coartada en todos los casos en los que ha sido condenado, comenzando por los abusos sexuales a su propia hija.
A comienzos de abril, Plan Internacional España registraba un nuevo alta, el de la esposa de Santiago del Valle, madrina de una niña colombiana de ocho años de edad, según consta en la información que la ONG ha puesto en manos de la Junta de Tratamiento de la cárcel y del tribunal que lo condenó, a la que ha tenido acceso este diario.
Vía correspondencia
La organización facilita a los padrinos documentación sobre el trabajo que realiza y dos fotografías del menor, y da un margen inicial de hasta tres meses para que se creen los primeros contactos vía correspondencia entre el niño y su benefactor.
El 25 de abril, apenas dos semanas antes de ser enjuiciada en Huelva por falso testimonio en la vista de Mari Luz, llega a Plan la primera carta de la madrina Isabel García. Para sorpresa del equipo que revisa la correspondencia -todas las cartas pasan un filtro antes de llegar a los niños- , la misiva veía escrita de puño y letra por Santiago del Valle García. Las alertas se dispararon en la ONG.
En esta carta, el pederasta pide datos personales a la niña y le reclama información de su domicilio, proponiéndole contactar directamente con ella, por escrito y vía telefónica, y poniendo en cuestión el control que ejerce la ONG. «Quiero pasar de Plan», le dice.
La organización toma medidas de inmediato, da de baja a García como madrina y envía un informe del caso al departamento de Protección del Menorde la organización, abriéndose incluso una incidencia a nivel internacional para que no se baje la guardia.
El pederasta, sin embargo, no se resigna, y envía un nuevo escrito a mediados de mayo, esta vez sin su mujer como intermediaria. Del Vallesolicita otro apadrinamiento y especifica que quiere niñas de entre 10 y 12 años que sean de Rusia, China o Ucrania.
Plan España subraya en su escrito que, dado los antecedentes de Santiago del Valle, desde la penitenciaría debe evitarse que el interno contacte con organizaciones con las que pueda relacionarse con menores, y pide al tribunal que lo condenó, la Sección Tercera de la Audiencia onubense, que ponga la situación en conocimiento de Vigilancia Penitenciaria y tome nota ante la emisión de informes futuros y por la posible comisión de un quebrantamiento de condena o conducta susceptible de sanción.
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