AUTORA : MARÍA SÁNCHEZ
Siempre que se alude este cambio estacional, no deja de citarse la celebre coletilla “y la sangre altera”. Lo que en principio puede parecer una frase simpática o un chascarrillo, tiene más sentido de lo que en principio se pueda creer.
El 21 de Marzo llega el equinoccio primaveral lo que hace que paulatinamente el día vaya adquiriendo más horas de luz que los hacen más largos y, en consecuencia, nuestros hábitos de vida, que hasta ese momento eran regidos por las tardes cortas, frías y lluviosas, empieza a dar un giro que nos hace sentir más alegres, pletóricos y felices.
El que el día tenga más horas de sol, ayudará a que las semillas guardadas por la tierra y regadas con las lluvias invernales, den comienzo a la germinación y florescencia dando un cambio a la fisonomía de nuestros campos, haciéndolos más bellos ante nuestros ojos, a la vez que nos anima a dar largos paseos por el campo donde podemos recrearnos ante tanta belleza.
Pero, no es sólo el campo el que experimenta esta transformación en su apariencia. El reloj biológico de nuestro organismo, nos avisa que ha llegado la hora del cambio y nos sentimos con mayores ganas de trabajar, somos más agradables con la gente que nos rodea, e incluso, los estudiantes reciben nuevos estímulos para dedicarse a los estudios. Todo esto nos hace sentir que algo dentro de nosotros también comienza a florecer.
Como es lógico, todo esto no ocurre porque sí. Nuestro cuerpo produce ciertas hormonas entre ellas la melatonina. Ésta en concreto afecta a nuestras emociones, el apetito, el sueño o la sexualidad, entre otros comportamientos. Con la llegada de la primavera la segregación de la melatonina disminuye y entra en juego otra hormona, la feromona, que se ve afectada por el aumento de las horas de luz diurna. Con ella y, el que se tengan más horas de luz, aumentan el deseo sexual, nuestros cambios de humor y la fertilidad.
Sin embargo, cuando llega la primavera, no todo es color de rosa. Con ella trae, también, su parte negativa. La florescencia de las plantas son un autentico calvario para los alérgicos, sin olvidar a los depresivos que sufren la denominada “depresión primaveral” lo que les lleva a cambios de humor e incluso les afecta en las horas de sueño. A muchas de estas personas les afecta de tal modo que llegan a padecer un verdadero tormento en su vida cotidiana. Por suerte suele ser un mal pasajero que no dura más allá de una semana.
De todos modos, con sus secuelas buenas y malas, la primavera es una de las estaciones más bonitas del año. Preparémonos para disfrutarla de la mejor manera posible.